El corazón no entiende de motivos ni razón
No sos dueño de grandes extensiones de tierras
Ni tu apellido pertenece a la nobleza.
No vivís en excéntricos castillos,
Ni dormís en sabanas de filos hilados,
No adornas mi cuello con perlas de agua dulce
Ni degustamos vinos de exclusivas cosechas…
La realidad me dice que nada de todo esto es así,
Pero un “buenas noches, Princesa”
me hace despertar…,
y vivir el mas dulce de los sueños.